Bajo el guion y la dirección de Juan Taratuto, "Me casé con un boludo" llegó a la pantalla grande el 17 de marzo de este año, y este jueves (17 de noviembre), los vecinos de Esteban Echeverría podrán disfrutar de su proyección en El Telégrafo de Monte Grande, a las 19.30 hs.
La comedia, de 1 hora y 40 minutos de duración, trata acerca del poco común romance entre Florencia y Fabián Brando. Ella, una actriz que recién está dando sus primeros pasos en su carrera de cine, se termina enamorando de él, su coprotagonista. Cuando deciden casarse, Florencia se dará cuenta de que en realidad ella se enamoró del personaje de Fabián Brando y no de él. Es así como entonces, se dará cuenta también de que su esposo es un... Bueno, un boludo.
Recuerdo haber entrado a la sala de cine con una amiga y un balde que rebalsaba de pochoclos. Me senté en la butaca con el mismo prejuicio absurdo con el que nos sentamos muchos cuando estamos a punto de ver una película argentina. Porque es así, usted señor lector no me lo puede negar. Es más factible que elijamos una película extranjera a una que se realizó en nuestro país. Pero pienso que deberíamos romper con ese mito de que la película extranjera siempre es mejor que la que se produce en Argentina, puesto que los estudiantes de audiovisión tienen una formación cada vez más profunda y contamos con directores y guionistas de lujo.
Dejando de lado esta visión subjetiva acerca de que deberíamos apostar más a la industria cinematográfica nacional, debo decir que esta fue una película que me sorprendió bastante. A mi criterio como humilde espectadora, creo que presenta un nivel humorístico digno de ser destacado.
Volviendo un poco a la trama de la película, ante el infortunio de enterarse de que su esposa se enamoró de su personaje y no de él, Fabián decide acudir al guionista de la película en la que conoció a Florencia para que le escriba algunas escenas y así poder remar la relación en la vida real. Esto lo lleva a vivir siendo un personaje y a realizar cosas impensadas, cosas que nada tienen que ver con la personalidad del auténtico Fabián Brando.
Al final de la película, Fabián dice algo así como que "todos actuamos un poco en la vida". Y he aquí el motivo principal por el cual los invito a ver la proyección de la misma en El Telégrafo. Porque, además de las destacadas actuaciones de Adrián Suar y Valeria Bertuccelli, transmite un mensaje —para mí— bastante acertado: todos nos construimos un personaje a lo largo de nuestra vida cotidiana acorde a cada ámbito en el que estemos y a cada persona con la que nos relacionemos. Y lo que es peor: muchas veces nuestro propio personaje es construido por el otro. Y es así como, inconscientemente, nos permitimos cometer el torpe error de caer en todo aquello que no somos.
La comedia, de 1 hora y 40 minutos de duración, trata acerca del poco común romance entre Florencia y Fabián Brando. Ella, una actriz que recién está dando sus primeros pasos en su carrera de cine, se termina enamorando de él, su coprotagonista. Cuando deciden casarse, Florencia se dará cuenta de que en realidad ella se enamoró del personaje de Fabián Brando y no de él. Es así como entonces, se dará cuenta también de que su esposo es un... Bueno, un boludo.
Recuerdo haber entrado a la sala de cine con una amiga y un balde que rebalsaba de pochoclos. Me senté en la butaca con el mismo prejuicio absurdo con el que nos sentamos muchos cuando estamos a punto de ver una película argentina. Porque es así, usted señor lector no me lo puede negar. Es más factible que elijamos una película extranjera a una que se realizó en nuestro país. Pero pienso que deberíamos romper con ese mito de que la película extranjera siempre es mejor que la que se produce en Argentina, puesto que los estudiantes de audiovisión tienen una formación cada vez más profunda y contamos con directores y guionistas de lujo.
Dejando de lado esta visión subjetiva acerca de que deberíamos apostar más a la industria cinematográfica nacional, debo decir que esta fue una película que me sorprendió bastante. A mi criterio como humilde espectadora, creo que presenta un nivel humorístico digno de ser destacado.
Volviendo un poco a la trama de la película, ante el infortunio de enterarse de que su esposa se enamoró de su personaje y no de él, Fabián decide acudir al guionista de la película en la que conoció a Florencia para que le escriba algunas escenas y así poder remar la relación en la vida real. Esto lo lleva a vivir siendo un personaje y a realizar cosas impensadas, cosas que nada tienen que ver con la personalidad del auténtico Fabián Brando.
Al final de la película, Fabián dice algo así como que "todos actuamos un poco en la vida". Y he aquí el motivo principal por el cual los invito a ver la proyección de la misma en El Telégrafo. Porque, además de las destacadas actuaciones de Adrián Suar y Valeria Bertuccelli, transmite un mensaje —para mí— bastante acertado: todos nos construimos un personaje a lo largo de nuestra vida cotidiana acorde a cada ámbito en el que estemos y a cada persona con la que nos relacionemos. Y lo que es peor: muchas veces nuestro propio personaje es construido por el otro. Y es así como, inconscientemente, nos permitimos cometer el torpe error de caer en todo aquello que no somos.
Por Brenda Raso
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