Los compramos en panaderías, supermercados y chocolaterías. De
chocolate negro, blanco, amargo, de leche, con nueces u otros frutos secos. Los
más pequeños de la casa los prefieren con confites y con algún juguete
sorpresa... Pero ¿por qué los huevos de pascua son toda una tradición en
nuestra cultura?
Estamos finalizando marzo y se acerca una fecha de reflexión: Pascua de
Resurrección. La festividad cristiana comenzará la Semana Santa el día 9 de
abril (Domingo de Ramos), atravesando Jueves y Viernes Santo los días
13 y 14, y llegando a la Resurrección el domingo 16 del mismo mes.
La celebración conmemora el día en que, según el cristianismo,
Jesús de Nazaret, luego de morir, resucita para redimir los errores de toda la
humanidad.
Sin embargo, ¿por qué celebramos esta fecha obsequiando huevos
de chocolate a nuestros seres queridos?
Algunas teorías sostienen que la existencia de esta tradición es muy anterior a la Era Cristiana. La herencia podría venir de rituales paganos debido a que el huevo siempre ha sido un símbolo de vida y fertilidad al que se le daba un lugar importante en todas las celebraciones que coincidían con el inicio de la primavera en Oriente.
Sin
embargo, otras creencias aseguran que el comienzo de esta práctica sí fue
originado por los cristianos durante el siglo XIII, cuando se pintaron los primeros
huevos de Pascua como una manera de preservar este alimento durante cuaresma,
ya que era un comestible prohibido por la Iglesia. Los seguidores de esta
tradición guardaban los huevos, y para mantenerlos frescos los bañaban con una
capa de cera líquida. Una vez finalizada la cuaresma, los fieles se reunían en la puerta de
la Iglesia más cercana y los intercambiaban como celebración.
Sea cual sea la explicación, lo cierto es que esta tradición se mantiene en Occidente desde la Edad Media y el intercambio de chocolates representa un gesto de cariño.
Por Juana Lo Duca
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