Si bien es una de las series
más populares de los últimos tiempo, será necesaria una breve introducción para aquellos que desconocen el argumento de la misma.
The Walking Dead-o TWD, como muchos optan por abreviar-es una serie
de televisión con un marco postapocalíptico, basada en un comic en blanco y
negro de publicación mensual, escrita por Robert Kirkman y dibujada por Tony
Moore.
La serie de televisión es
protagonizada por un grupo de sobrevivientes a estas adversidades, las cuales
nunca tienen final en el contexto de una “epidemia zombi”.
El protagonista Rick Grimes (Andrew Lincoln) sigue
su camino en esta octava temporada, la cual se vino con muchísimas situaciones
amargas y dolorosas. Pero como es habitual en esta tétrica historia, él mismo
retomó las fuerzas junto a los demás miembros del grupo para llevar a cabo la venganza del nuevo “villano”, llamado Negan encarnado por Jeffrey Dean Morgan.
Y es que Negan, su amada Lucille (un bate de béisbol)
y su grupo Los salvadores, no han traído más que muerte en la anterior y actual
temporada. Pero es momento de concentrarnos en este último capítulo, llamado "El otro lado" (The other side), estrenado
el pasado domingo 19 marzo.
(ALERTA SPOILER)
Si bien este capítulo no
tuvo nada de nuestro protagonista, pero si del legendario Daryl Dixon (Norman Reedus). Todo sigue en pie para
continuar con el camino a la inevitable guerra. Pero hay que aportar que toda la atención
en las redes sociales sobre este nuevo estreno, se concentraron en el particular personaje llamado Jesus.
Quien en la serie no ha tenido mayor relevancia-como
es tratado en el comic-y es que nuestro querido Daryl es quien ocupa su lugar
en la televisión.
Jesus, el personaje revolucionario en los comics. es el equivalente al tipo con la ballesta. Quien encarna un personaje de un hombre gay, lo que
sorprendería a más de uno, ya que no representa ninguno de los clichés. Ni se
parece en nada a los anteriores personajes.
Pero esto no era ninguna sorpresa para los amantes
de este comic, la naturalidad con la que se tratan ciertos temas en el país
donde ha ganado Donald Trump, sí lo es.
La escena de Maggie y Jesus lo fue todo. «Siempre me costó acercarme a la gente.
Vecinos, amigos, novios», le confiesa a Maggie, que reacciona con una hermosa
sonrisa.
Esta misma quizás habra sido un golpe bajo para más de un homofóbico que
seguro estuviera viendo la serie en simultáneo con EE.UU.
El mismo actor reveló haber estado encantado con la
escena, y que la misma idea de etiquetar o que la sexualidad misma de una
persona fuera importante en un apocalipsis es “ridícula”.
Pero nada de esto se podría pasar por alto, si no
fuera que hace más de unos días hubo muchísimo
revuelo por la nueva película del clásico de Disney “La bella y la bestia”.
En cual por primera vez, dos personajes de la
historia representan un romance homosexual, lo que en el país del presidente
amante de la cama solar, no tardó en ser abucheado por los gritos de
retroceso.
En un cine de Alabama han prohibido la proyección de la película, porque contiene un personaje abiertamente gay. Según The New York Times, Carol Laney, la propietaria del establecimiento, dijo que no pasar la película en su cine respondía a sus creencias religiosas “no los juzgo cuando digo que es la palabra de Dios, no soy yo. Es la palabra de Dios” comentó la misma para un medio.
Este no fue el único lugar del acontecimiento, si no que la sorpresa ocurrió en
numerosos lugares del mundo. Por eso hay que recalcar que la homofóbia no es más
que la característica principal junto a otras del retroceso de las sociedades
mundiales.
La homofobia, machismo, racismo y otras formas de discriminar, se aprenden. Y que a través del cine u otras plataformas se pueda lograr educar contra las mismas, aunque sea
a la nuevas generaciones, logrará realizar un cambio. A una
nueva forma de erradicar estos ataques destructivos entre nosotros y para poder formar un futuro “algo” mejor. Aunque esto suene
a un barato cliché.
Por eso festejemos. Romper con
estas barreras. Aunque sea tarde, pero siempre seguro. Respetando siempre la
decisión de cómo quiere vivir cada ser humano.
Por Evelyn Eckerdt
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