Los días comienzan con la alarma del teléfono sonando: Chequeás las redes sociales, los mensajes de Whatsapp recibidos durante la noche, las últimas novedades de las personas que seguís. En camino a tus obligaciones, volvés a darle un vistazo al inicio de Facebook, Twitter e Instagram, sólo para matar el tiempo hasta que llegas a tu trabajo, escuela o universidad. Pasamos largas horas empleando nuestra vista en una pantalla de entre 2,8 y 7 pulgadas. En promedio, al finalizar el día habrás revisado tu celular al menos 34 veces. Si creés que esa frecuencia es acotada, o que es imposible pasar un día sin tener el teléfono encima, quizás estés padeciendo de nomofobia: miedo excesivo a estar desconectado, por un rato, del celular. Hoy pareciera que tener un teléfono se presenta como una necesidad básica e indispensable. Estar comunicados todo el tiempo aparece como una forma de protegernos ante cualquier eventualidad que pudiese surgir, o para lidiar con las distancias que se no