Ya ubicada en mi asiento, la mirada se me pierde en la escenografía. Se trataba de una de esas escenografías que te anticipan una puesta en escena prometedora.
Una vez que todos los espectadores nos terminamos de acomodar en nuestros respectivos lugares, se hizo presente Nelson Valente, Director de la Compañía Banfield Teatro Ensamble. Luego de una cálida bienvenida, Nelson nos introdujo un poco en tema del "Proyecto Nexo". La obra que estábamos por ver es el resultado del trabajo en conjunto de Sementerie Artistiche —una compañía de teatro independiente de Italia— y la Compañía Banfield Teatro Ensamble. Nelson nos contó que, luego de las funciones estipuladas a llevarse a cabo en el Ensamble, el equipo viajará a Italia para montar el espectáculo allí también, pero en su idioma. Ante esto, imagino lo trabajoso que habrá sido ensayar la obra en ambos idiomas y se me escapa una pequeña sonrisa.
Labirinti, de Ignacio G. Bustamante, habla sobre ese tema que, seamos partidarios de la cursilería o no, debemos aceptar le da un empuje descomunal a nuestra raza: el amor. Los actores italianos Manuela De Meo y Pietro Traldi, se encargaron —de manera muy bien lograda— de darle vida a los personajes. Ambos encarnan a una pareja que vive su amor de manera poco romántica, atravesando algunos desacuerdos y uniéndose un tanto sólo cuando comienzan a representar historias ajenas. Es de esta manera entonces, que juegan sobre las tablas otras dos parejas: la de un reconocido psicólogo y su paciente —que se entrelazan aún más debido a haberse sometido a un intercambio de narices—, y la de dos personas que, ante la imposibilidad de dejar de amarse, se aislan del mundo y viven un amor literalmente a ciegas.
También hace su aparición un gorila llamado Augusto quien, cansado de la vida del zoológico, logra escapar de su jaula. Para su sorpresa, cuando se topa con ese mundo que tanto había idealizado, se encuentra con que no hay mucha más libertad ahí afuera. Por un instante sentí que todos somos un poco Augusto, siendo el mundo nuestra gran jaula.
Todo se basa en vivencias, podríamos decir, surreales, ya que los personajes no distinguen entre realidad y fantasía. Tal es así que, por ejemplo, algunos muebles de la escenografía están dibujados.
Nunca había visto algo así. Un continuo y mágicamente inquebrantable viaje de la realidad a la fantasía, y viceversa. Lo único que me resta por decir, es que es una obra que no pueden perderse. Así que los invito a que se acerquen al Complejo Cultural Banfield Teatro Ensamble (Larrea 350), y asistan a alguna de las funciones que van a darse próximamente: 22 y 29 de abril a las 21.00hs.
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